Individualisme i individualitat

En el sistema educativo actual se considera una herejía el individualismo del profesor frente al concepto de misión y de trabajo en grupo.

Los profesores, en su inmensa mayoría siguen enseñando solos, tras las puertas cerradas, en el ambiente insular y aislado de sus propias aulas. El aislamiento del aula permite mantener su deseado nivel de intimidad, una protección frente a interferencias exteriores. Sin embargo, el aislamiento también tiene problemas. No les gusta ser observados y, aún menos, que los evalúen porque temen la crítica que puede acompañar la evaluación. “Parece que los maestros aislados cubren sus dudas sobre sí mismos y sus ineptitudes con reconfortantes capas de autoengaños”. (ROSENHOLTZ).

Se considera que el individualismo del profesor se deriva del hecho físico del aislamiento, propio de la arquitectura tradicional de las escuelas y sus modelos de organización celular de aulas separadas.

Es curioso que nadie niegue la premisa de que, en último término, el individualismo y el aislamiento son perniciosos y, en consecuencia, haya que eliminarlos. No existe ninguna duda al respecto.

El individualismo ha llegado a relacionarse con una práctica mala y floja, con deficiencias del profesor y con aquello que hay que cambiar. Sin embargo, en la práctica, el individualismo tiene otros significados y connotaciones cuyo carácter no todo es negativo.

Tres determinantes del individualismo:

• Individualismo restringido: como respuesta a la fuerza de las circunstancias de la situación que no permiten otra forma de trabajar.
• Individualismo estratégico: se escoge una vez realizado el cálculo estratégico de la inversión eficaz del tiempo y la energía, valorada la situación de trabajo, la cantidad de tareas a realizar y el escaso tiempo disponible.
• Individualismo electivo: el individualismo como la opción libre de trabajar solo, como la manera preferida de actuación profesional.

Las mayores satisfacciones de la enseñanza son recompensas psíquicas derivadas de la atención a los alumnos y de trabajar con ellos, poniendo la colaboración con los compañeros en un segundo plano. Son muchos los maestros que consideran a sus alumnos como una propiedad.

ANDY HARGREAVES (1994)

Profesorado, cultura y postmodernidad