LASCH (1979): Los padres, sobre todo las madres, como es muy frecuente que consideren al niño como una prolongación de sí mismos, les prodigan atenciones completamente inadecuadas a sus necesidades, dándoles excesivos cuidados aparentemente solícitos, pero poco cálidos en realidad. Al tratar al niño como una “posesión exclusiva” suya, estimula en él una sensación exagerada de su propia importancia; al mismo tiempo, hace que para el niño resulte difícil admitir la decepción que sufre ante sus defectos.
Los niños educados en estos medios narcisistas experimentan, a menudo, la pérdida de los límites del yo: la incapacidad para distinguir entre ellos mismos y sus padres, a causa de los límites, diferencias y disciplina que éstos no consiguen imponer.
Esto provoca la carencia de límites psicológicos claros ayudada por las pautas cambiantes de la vida social, al mismo tiempo se experimenta el mundo como algo inestable e inmerso en una rápida transformación. Este yo se convierte en una fuente de incertidumbre y vulnerabilidad.
ANDY HARGREAVES (1994)
Profesorado, cultura y
postmodernidad
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